La floripondio-muriendo con las botas puestas (1993)
La Floripondio – Atontahuayoprensao (1997)
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Formación: Santiago, 1987.
Disolución: 1989.
Integrantes: Memo, voz.
Leo, batería.
Cristian, guitarra.
Micky, guitarra.
Pablo, guitarra.
POR MEMO VANDALIK.
Yo iba a todos los recitales trasher del Manuel Plaza, iba a ver a Pentagram, Necrosis, Squad, entre otros, y era el único punkie entre medio de todos los chascones, y hacía el pogo y el slam y me tenían terror porque me volvía loco bailando slam, y se ponían 20 trasher a bailar conmigo y a chocarme y yo los volaba a todos, porque cachaba que tenían malas intenciones, yo bailaba en mi espacio, pero llegaban a pelear conmigo. Así fue como empezó Vandalik, en ese lugar, un día aparecieron en un recital 2 tipos punkies, yo lo encontré raro, estos eran el Leo y el Cristian, ahí me contactaron y me ofrecieron cantar en su banda, Vandalik. Al otro día nos juntamos a ensayar al tiro en un subterráneo de un edificio que quedaba en Seminario con Bilbao, ahí empezamos a ensayar de frentón en ese subterráneo bastante punkie, húmedo entero grafitteado, por el año 87.
Al tiro me gustó mucho la banda porque lo que hacíamos era punk rock, más que hardcore que lo encontraba muy rápido y muy metalizado, era un estilo más parecido a los Sex Pistols, y si lo hubiésemos hecho bien seriamos una banda parecida a los Violadores o Eskorbuto, que era el estilo que nos gustaba. La verdad es que los ensayos no eran tales, porque llegábamos a ensayar con un par de garrafas y 10 amigas, luego nos echaron del lugar donde ensayábamos por el ruido y las mini tocatas que hacíamos y nos fuimos a Recoleta a una sede que estaba a cargo del abuelo del baterista (Leo Toñarelli). Ahí teníamos una Sede completa para ensayar y como era más grande llevábamos más amigos y hacíamos la media tocata, así funcionamos siempre sin preparación ni una de esas hueas, solo nos juntábamos, tocábamos, nos curábamos y dejábamos la cagá, éramos punkies de verdad.
Después nos pasó exactamente lo mismo que en el otro lugar de ensayo, llegaban los cabros de La Torre a las tocatas, y tomaban, hueviaban y los vecinos terminaban alegando, en esa época cualquier ruido era demasiado y siempre nos hostigaban, así nos pasaba en todas partes. Siempre esa fue la historia de Vandalik, tocábamos y había problemas, quedaba la cagá, algunas veces por peleas con los R25, me acuerdo una allá en Santa Rosa, en calle Combarbalá, ahí los de la R25 nos esperaron afuera para pegarnos, eran sus territorios, otra vez, tocamos en la Facultad de Derecho en Pío Nono y quedó la cagá… la verdad siempre fue así. Yo creo que una tocata punk no es más que eso, una catarsis, ir a desahogar sus rabias y frustraciones para bien o para mal, es como una bomba, como una explosión, por eso las tocatas punk siempre terminaban así.
Tocamos en varios locales de esos tiempos, eran puros lugares bien underground, con tocatas entre amigos y todo eso. Pero me acuerdo que principalmente tocábamos en nuestra sala de ensayo, que era una sede social en Recoleta, y llegaban a vernos todos nuestros amigos y se formaba el hueveo, además de tocar en la Tercera Bienal Under, en Matucana en 1988.
La dinámica de la banda era casi puro hueveo y ensayo con los amigos, se hacían mini tocatas y con eso estábamos, las armábamos para puro bacilar. Tocábamos con bandas amigas como Políticos Muertos, Los Corruptos, Las Asociales (que eran un grupo de minas con las que terminamos peleados), Los BBS Paranoicos en sus orígenes, los Fiskales Ad-Hok, ese tipo de bandas.
Éramos bien amigos a parte de lo musical, nos juntábamos a carretear, salíamos, nos juntábamos en las casas a escuchar música, ver videos. Me acuerdo lo que nos pasó cuando llegó el guitarrista Pablo Vicens, lo íbamos a ver a su casa y su abuelita nos recibía con yogurt, y nos cagábamos de la risa, porque llevábamos los vinos bajo el brazo, la abuelita que era tipo Margaret Tatcher nos ofrecía yogurt. Pero fue una bonita época, por la juventud, el power de los 20 años que te permite hacer todo lo que tú quieres hacer, lanzándote a la vida, sintiéndote con el derecho a gritar tu verdad.
Esa realidad la expresábamos a través de las letras de Vandalik, que siempre fueron distintas, a pesar de ser absolutamente sociales, no eran las clásicas anti político o contra el gobierno, tenían un trasfondo bien familiar, lo que nos daba un toque distinto, tenían un dejo de rebelión desde dentro, desde la familia. Esto se daba quizás por que yo era de padres separados al igual que el bajista y el baterista, y todos teníamos una rabia interna con esa situación, nuestra rabia partía desde ahí, desde las experiencias personales y familiares, más que de grandes críticas sociales.
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